El Camino del Zen

Alguien me preguntó que como había entrado a esta práctica, a la meditación, para ser franco lo que me llevó fue un accidente de carro cuando tenía 20 años, andaba de fiesta, fue un 26 de diciembre, nadie falleció ni se lastimó de gravedad pero me espanté mucho, eso fue para mí una señal  y un despertar porque la vi cerca, pensé, que va ser de mi vida, me encontraba en la universidad sufriendo internamente, debo buscar algo y cuatro años después encontré la meditación. 

En unas vacaciones estaba en mi casa con mi familia, vi que había un libro llamado “Tus zonas erróneas”, el primer capítulo se llama “Hacerse cargo de uno mismo” recuerdo que decía que uno se tiene que hacer cargo de su propia vida, me gustó eso, todo ese libro es la práctica zen, esta meditación es interesante, lo que me atrajo fue que yo era responsable de mi propia vida, que no había que echarle la culpa a nadie, a través de esta práctica me iba llevar a conocerme y a enseñarme enfrentar mi propia vida, en ese entonces tenía 24 años y le echaba la culpa a mi papá, al gobierno, a todo mundo pero la cuestión aquí era ¿Yo qué hacía para dejar de sufrir?. Al haber crecido católico, esperaba que Dios resolviera mis problemas con solo rezar e ir a misa pero nadie me había enseñado la práctica, se había convertido más un sentimiento de culpa porque creía que si no iba a misa los domingos me iría al infierno por decir un ejemplo, como el catolicismo en ese momento no resolvió mis preguntas busqué otras alternativas y encontré esta práctica, algo que me gustó del budismo zen es que nadie me dijo en que creer, ni que tenía que cambiar mis creencias, me enseñaron a meditar, esto es algo mágico y maravilloso, a través de este silencio que se experimenta sabes que algo se está “cocinando”, que algo está pasando a otro nivel que con el tiempo da resultados, y si es cierto, la práctica es tener paciencia y otro paso es la perseverancia, es una disciplina pero no una disciplina militar sino un hábito que poco a poco se va construyendo que con el tiempo se vuelve natural como el hecho de bañarse, uno encuentra el tiempo para siempre hacerlo. No hay meditación mala, quizá algunas sean más cargadas por el estrés o problemas pero es bueno porque es una limpieza mental. Esta práctica no te va hacer millonario y al no ver “resultados” no le damos prioridad, la primera excusa que utilizamos para no hacerlo es decir “no tengo tiempo” pero por el otro lado nuestra mente está anhelando ese tiempo de no hacer nada. Esto funciona, nuestro sistema es como una computadora la cual tiene un sistema operativo que no vemos pero por el cual las aplicaciones funcionan, sino se actualizan, las aplicaciones se vuelven lentas, aquí la meditación es como actualizar nuestro propio sistema operativo y las aplicaciones son nuestra vida cotidiana, el trabajo, la familia, hobbies pero sobre todo poder responder ¿Quién soy yo?  

La meditación es una práctica espiritual, la espiritualidad es vivir esta vida de una  manera sabia sin causar sufrimiento a otros ni a uno mismo. Mi maestra siempre nos dijo pregúntense para ustedes ¿Qué es lo más importante en su vida? Lo que me hace recordar que antes de morir mi papá, le pregunté qué era lo que le hacía falta, yo pensando en alguna comodidad por su enfermedad, mi sorpresa fue su respuesta, me dijo que le hacía falta amor a lo que respondí que como podía dárselo, solo me contestó que abrazándolo, y eso hice, pasé varios días tomando siestas con él y abrazándolo, creo que todo ser humano anda buscando eso, el amor. Cuando leemos libros budistas hablan mucho de la iluminación, del despertar considero que son sinónimos del amor, no me refiero al romántico sino al amor propio, entenderse uno mismo, lo que es ser humano, como estoy viviendo mi vida, de tal forma que cuando nos hacemos responsables de ella vamos a tener una muerte en paz. Esta vida está hecha de infinidad de momentos, cuando la vives al cien por ciento al final no habrá arrepentimientos. 

Para concluir, la práctica zen es armonizar, la armonía es el balance. Le tengo mucha confianza a esta práctica, sirve para encontrar uno mismo su camino, si la pueden hacer regularmente, fantástico. 


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