¿Cómo puedo pasar de un estado estresante a una quietud?
Como poder realmente practicar en medio de situaciones de estrés, lo primero es entender, lleva muchísimo tiempo madurar con respecto a la práctica, requiere de años para llegar a entender completamente la práctica, lo que es y no frustrarse. Aprendemos un método, a meditar, nos enfocamos en nuestra respiración y simplemente estamos aprendiendo a observar nuestra mente, estamos aprendiendo a observarnos a nosotros mismos a través de atención, estar más atentos a lo que está sucediendo y el sentarse en quietud, ya sea en una silla o en el piso usando una postura más tradicional por ejemplo sentarse con las piernas cruzadas en el piso, espalda derecha, hace que nuestro cuerpo se aquiete, de principio hay un esfuerzo de mantener quieto el cuerpo, recuerdo que cuando éramos niños había un juego que decía “pamba el que se mueva” y no te movías, era meditación y el que no aguantaba, se movía pues perdía, entonces lo primero es la postura, de ahí sentarse y al estar quietos empezamos a observar la mente, claro que tenemos al principio una idea de la paz, de un estado de quietud, de tranquilidad, donde no vamos a tener a problemas y vamos a dejar de sufrir, eso es normal, tenemos esa expectativa, ahí entramos al segundo punto que es la paciencia y sobre todo la aceptación, todo lo que estamos haciendo cuando nos sentamos es aceptar completamente el momento tal y como es, la aceptación es más allá de los juicios de bueno y malo, entonces todos estos años de dedicación es completamente una derrota, una aceptación completa, rendirse a la vida pero al mismo tiempo es aceptar la vida tal y como es, utilizando términos de zen es ser uno con la vida, cuando uno aprende eso de ser uno con la vida hay más espacio, hay más tolerancia y paciencia pero todo esto no es pasivo, esta es la clave, no solo de que vamos a dejarnos llevar con el flujo de la vida, tenemos que ser responsables.
Entonces el cambio cuando estamos estresados, es la transición de un momento de estrés, por ejemplo que andamos en el carro o tenemos una junta o alguna experiencia muy dolorosa y después cambiarse a un estado de una sangha como esto requiere mucho entrenamiento, es demasiado esfuerzo cambiar porque al principio en los primeros años de nuestra práctica hay una expectativa sobre la paz mental entonces queremos realmente llegar a un estado que experimentamos antes, es como un autoengaño porque el deseo es muy fuerte de tener esa quietud que al principio experimentamos pero si soltamos esa quietud o deseo de alcanzar cierto estado mental lo hace más complicado pero si aceptamos se vuelve más fácil, cuando hay una dicotomía de la práctica y la práctica es muy simple, es estar presente, cuando estamos en una situación de estrés o sufrimiento si estamos presentes en el proceso, la misma vida nos va llevar al siguiente momento que vamos a experimentar, por ejemplo hay una discusión o tenemos algún conflicto con alguien o hay un evento que es muy triste después ese mismo día o al otro día tenemos un evento que iba a ser una fiesta tendríamos que ser muy sabios sin apegos a nuestros pensamientos para dejar ese cargamento en el día anterior, dejan huella nuestros eventos, de hoy a mañana vamos a seguir cargando huella del día anterior, nuestra mente no va estar en ese momento, si estamos demasiado despiertos podremos hacer la transición fácilmente y esto requiere muchísima práctica, aquí pues vamos a dar lo mejor de nosotros, de nuestra práctica es estar conectados y lo que está sucediendo.
La práctica es aceptar lo que estemos viviendo, con el pasar del tiempo y con dedicación a esta práctica nos va ayudar a hacer esas transiciones más rápido, no es que no sintamos y en el zen le decimos “siente al cien por ciento” si estás triste, estar triste al cien por ciento y cuando estés alegre, se alegre al cien por ciento, vivir los momentos al cien por ciento. Una gran ventaja es un retiro de varios días es donde vemos más claro de que se trata la práctica, como la misma nos ayuda a navegar esos momentos de transición, esos subibajas de emociones de pensamientos porque es todo un subibaja, entonces un retiro está totalmente condicionado para experimentar ese flujo y es tener una experiencia temporal nos va hacer una forma de desapego, de que ya no nos enganchemos tanto con lo que percibimos, con lo que agarramos porque en un retiro va haber un momento que en una sentada es completamente el infierno, nuestra mente podrá estar agitada, quizá haya demasiadas emociones y estemos experimentando algo que nuestro mismo ser que creemos todo lo que pensamos y sentimos, cuando el entorno es completamente pacífico, nadie nos está molestando, estamos en una sala acondicionada para cultivar la paz mental, la realidad es que no estamos haciendo absolutamente nada, al no hacer nada estamos experimentando sufrimiento es cuando la práctica se vuelve interesante y ahí es cuando experimentamos el yo que se engancha a los pensamientos y emociones, en el retiro hay pláticas dharma, quizá nos acordemos de frases de libros y como cuando aplicas la práctica ese “infierno” se vuelve un “paraíso”.
La práctica toma un momento de energía hasta que dominas como decía Buda el esfuerzo correcto, como todo empieza a aclararse, ya no estamos afectados, un retiro ayuda a esa resiliencia, ya no nos afecta tanto. La clave es el apego y el apego no significa que uno no lo tenga, podemos tener todo lo que queramos pero nuestra relación a lo que tenemos es la diferencia, si estamos apegados al objeto que tenemos es lo que nos va hacer sufrir y no solo objetos también pensamientos y emociones. Si revisamos y analizamos nuestra vida cuando sufrimos es porque estamos apegados a algo ya sea una emoción, pensamiento, a una forma de pensar o historia, el apego a tener la razón. Esto no quiere decir que no tengamos la idea o percepción pero en vez de soltarlo y dejar que fluya la cosa, nos apegamos, ese apego hace que suframos.
Estoy en un momento de estrés, el cual es normal, cual es mi relación con el estrés, quiero mantener la paz y si nos apegamos al no querer lo que estamos experimentando, creamos más fuego y de ahí vamos a un lugar en este caso la sangha donde estamos en paz, llevamos la carga de las experiencias pasadas, ahorita es otro momento, otra condición por querer hacer la transición rápida estamos causando estrés y ya cuando estamos con la sangha tenemos la idea de que nuestra práctica sea mantener la paz, ahí sentados nos apegamos a esa expectativa y obtenemos el resultado opuesto. En el zen es la aceptación de lo que estamos experimentando, ese sería el primer paso, aceptar donde nos encontramos.
Un tip para la práctica es que todo el tiempo es aceptación, esa lucha que vamos a tener constante con nuestro ser de que en este momento es suficiente y el “zazen” es cultivar que este momento es suficiente. Muchas sentadas para aceptar completamente nuestra vida, tal y como somos, ser responsables de nuestros actos, hay demasiada liberación para nuestro sufrimiento.
Cuando Buda alcanzó la iluminación, en el zen decimos que despertó y vio la realidad tal y como es. Por ejemplo, si yo menciono la palabra pan o pastel, ustedes ya saben que es, vemos el pan tal y como es pero cuando decimos ver la realidad tal y como es sería ver como un panadero ve el pan, nosotros comemos el pan, pero quizá un panadero lo prueba y quizá le busque otro sabor o diga si le faltó algo, lo verá más a detalle pero eso no cambia lo que estamos presenciado en este caso el pan. Ver la realidad tal y como es sería ver de que está hecho el pan. Va cambiar la percepción de las cosas a esto Buda le llamó sabiduría. Como esta experiencia que estoy teniendo surge, se manifiesta. Las cosas no van a cambiar sino lo que va cambiar va ser nuestra relación a la vida. Tenemos una idea de nosotros mismos (nombre, nacionalidad, historias, emociones, pensamientos) a esto le llamamos “yo” o identidad, son muchas cosas que hacen a una persona y cuando practicamos la meditación y vamos profundizando en nuestra práctica, vamos a empezar a percibir este yo de diferente manera, los primeros despertares o sabiduría que surja de los momentos de claridad es que no somos lo que pensamos. Es darnos cuenta que hay un diálogo interno constantemente, cambia la narrativa, quizá es menos obsesiva, ya podemos experimentar estados más de quietud donde el ruido que tenemos en la cabeza ya no es tan alto.
Ver la realidad tal y como es, es ver la realidad con las tres características que Buda mencionó que son la ignorancia, el no-yo y la impermanencia. Empezar a aprender cómo nos apegamos y desapegamos. La clave del apego es que no significa que no tenga uno, podemos tener muchas cosas, es la relación que tenemos con los objetos, emociones, pensamientos. El apego va en contra de la impermanencia ahí es cuando surge el dolor, el apego a una historia, el apego al cuerpo, el apego al estatus social, el apego al qué dirán, el apego al dharma mismo.
La historia de la iluminación de Buda dice que Buda vio la estrella de la mañana y dijo “Todos los seres y yo estamos alcanzando el camino” un sentido de unidad, estamos despertando al mismo tiempo. Cuando uno despierta en el zen es sinónimo de un punto de vista no dualista, cuando uno despierta no hay opuestos, solo lo que es, no hay pasado ni presente. Sino lo que es en el momento. Todo lo que fluye, todo está en el lugar adecuado y en el tiempo perfecto, mi maestra decía que cuando uno va al monte, a la sierra o al bosque, ves y no hay en todo el paisaje un árbol que sea feo, no hay una montaña o roca en el lugar equivocado, todo está en el perfecto lugar para apreciar el paisaje. Entendemos que todo lo que surge está en relación, como yo me relaciono conmigo mismo, con mis pensamientos, emociones, mis seres queridos, amistades, en el trabajo o cosas que utilizo. Todos estamos en interdependencia. No podemos vivir aislados.
La práctica nos va ayudar a ese descernimiento de las cosas, es ahí cuando aprendemos a ver la realidad tal y como es pero es la misma realidad de una persona que no haya practicado, la diferencia es que no tendrá la sabiduría o perspectiva sino ahí va en el continuo fluir. En el zen decimos “la mente ordinaria es la mente de un Buda” porque aquí la persona que va despertar es uno mismo, no vamos a cambiar, no vamos a ser diferentes ni a tener un cambio drástico, va haber un entendimiento más profundo del ser y de la vida misma. Mi maestro coreano decía es dejar malos hábitos que no conducen a nada bueno solo al sufrimiento, comenzamos a cultivar buenos hábitos sin tanto esfuerzo, sino ya es algo más natural. Este estado de despertar no es sinónimo de perfección ni de que sea eterno, es una práctica, es una actividad, es una experiencia activa. Es cultivar todas las condiciones.
Para concluir en el zen decimos que cuando camines solo camina, cuando comas solo come, cuando medites solo medita, es decir, estar presentes al cien por ciento en cada actividad. Va ser que experimentos la unión. Que el sujeto y el objeto sea una sola cosa, el maestro Suzuki dice que no había personas iluminadas sino actividades iluminadas. La actividad es la que va expresar la iluminación de uno.