Entrenamiento de la sabiduría
Continuando con las pláticas de las cuatro nobles verdades, la cuarta noble verdad es el corazón de las enseñanzas budistas, la esencia de la práctica, todo lo que se requiere para cultivar una vida armoniosa y feliz con menos sufrimiento y sobre todo entender al ser humano, darle un significado a nuestra existencia. Por qué estamos aquí y no tanto descubrir él porque es más bien aprender a navegar nuestra vida y entenderla de una manera profunda, cuando la entendemos, entendemos nuestro ser, vamos a la raíz del asunto, hay mucho alivio a nuestro dolor o sufrimiento. Es un despertar. Hay demasiada comprensión y entendimiento de las cosas. De ahí uno puede vivir más tranquilo, es decir de una manera sabia, compasiva y amorosa donde uno vive más feliz. Es el regalo de la práctica. Es una disciplina, un camino donde tenemos que hacerlo, es transformar nuestro condicionamiento humano, despertar de la ignorancia que es lo que nos hace sufrir.
El óctuple sendero se divide en tres prácticas: la primera es la sabiduría, la segunda es la ética y la tercera es la mental es decir la meditación, por lo regular cuando uno encuentra la meditación nos enfocamos más en la tercera parte pero esto solo es un tercio del camino, hay dos prácticas que se deben cultivar. Estos puntos no tienen un orden específico, todo de cierta forma está unido, la forma en que Buda lo presenta tiene sentido, es un ciclo, es una retroalimentación, la práctica no es lineal.
Buda empieza con la sabiduría donde menciona dos puntos: la visión o entendimiento correcto de las cosas y la segunda es el pensamiento correcto o la intención correcta. Voy hablar de la visión, Buda empieza con eso porque es ver, entender, es darse cuenta. El estar aquí reunidos mediante zoom, al estar practicando ya hubo una visión correcta, empieza en nuestra vida cuando nos comenzamos a preguntar si lo que estamos haciendo me causa sufrimiento, esa confusión de por qué hay dolor, pérdidas, ahí empieza el cultivo de la visión o entendimiento correcto, al hacer esa pausa ahí empezamos a despertar, con la práctica de la visión y después vendrá la búsqueda, Buda se refiere a tener la visión y entendimiento de las primeras tres nobles verdades: la primera es que en la vida vamos a experimentar sufrimiento, al experimentar y aceptar esa verdad en un nivel mínimo o mayor, ya estaremos cultivando la visión correcta; la segunda es entender como percibimos nuestra vida, lo que estamos experimentando como seres humanos, es ahí donde Buda dice que con la visión correcta nos va ayudar a ver muchos hábitos, muchos condicionamientos y creencias que han sido puestas por generaciones de tal forma que creemos que la vida debe ser de cierta forma. Nuestro actuar o manera de percibir las cosas es con un filtro, Buda nos enseña a tener el discernimiento, una percepción errónea es el no entender ni experimentar la impermanencia, casi todos vivimos la vida como si fuera eterna. Nunca nos ponemos a reflexionar en esa impermanencia, ahí entra la segunda noble verdad, todo es impermanente, estamos en ese fluir constantemente y tenemos que aprender a vivir en esa impermanencia que a veces es dolorosa y otras veces un alivio. Por ejemplo la pandemia, podemos decir que gracias a la impermanencia va ser un alivio porque de cierta forma se va a terminar, lo que no sabemos es cuando pero la pandemia no puede ser eterna. Buda habla de esa visión correcta en el entender esas enseñanzas o método que estamos haciendo, el que es meditar, esto también está relacionado con la sabiduría pero en tanto conforme vayamos practicando y cultivando, volvemos a empezar, es una retroalimentación. Todos los puntos del óctuple sendero tienen que ver entre sí y cuando termine las pláticas vamos a volver a regresar al primero, cuando uno practica la meditación se cultiva la sabiduría con el hecho de sentarse y empezar a ver nuestros procesos mentales, emociones y el estar más atentos. Ahí comenzamos a cambiar nuestro rumbo en la vida.
Buda dice que la visión correcta es distinguirla, por ejemplo él le llama las semillas del amor, de la paz, de la compasión y todo eso está en nuestro corazón y así como hay semillas buenas también hay semillas de odio, avaricia, ignorancia entonces es distinguir entre esas dos y ver cual vamos a cultivar. Hay un gran cambio cuando tenemos ese discernimiento, saber qué es lo que nos va servir y nutrir y que no. Aprendemos a escoger y es mucho a través de la experiencia, cuantas veces decimos “no lo voy a volver a hacer” y caemos porque no hemos creado esa resiliencia, ese esfuerzo correcto de frenarse y cambiar el rumbo.
El segundo punto es el pensar correcto o la intención correcta, cuando uno no ha aprendido a meditar o cuando uno no se ha dado tiempo para contemplar o preguntarse ¿Cuál es esa vocecita que traemos todo el tiempo aquí dentro? Todo el tiempo nos estamos hablando a nosotros mismos, cuando no nos hemos puesto a reflexionar tienen demasiada fuerza en nuestra persona, es un condicionamiento muy fuerte de tal forma que vivimos nuestra vida basado en lo que pensamos, basado en las interpretaciones que nos hacemos a nosotros mismos, no tanto en lo que experimentamos, es interesante porque podemos ir a un lugar por ejemplo todos y vamos a tener diferentes experiencias y va ser basado en nuestra historia y en lo que estamos percibiendo, es por eso que Buda dice la semilla de la acción, de nuestros hábitos empiezan aquí, en el pensar.
Si tenemos un pensamiento negativo o uno que no va cultivar las virtudes de un corazón amoroso, sabio y compasivo no se va dar. Por ejemplo si estamos en una dieta, es interesante que si nos ponen un pastel y el estar pensado, va a producir algo en nosotros con el solo hecho de pensar y puede ser que hasta en un plan pensemos para obtenerlo. La diferencia aquí es el pensamiento apropiado, es darse cuenta de lo que pensamos. Y es interesante porque toda esta práctica nos va llevar a darnos cuenta de todo lo que está aquí, la mayor parte son pensamientos negativos a nosotros mismos. Esa manera de pensar nos hace actuar de cierta forma que no nos beneficia. Como no creemos en nosotros mismos para hacer las cosas y nos va mal, nosotros mismos nos decimos “lo sabía”, ahí es todo un camino de sufrimiento entonces darse cuenta como la práctica nos va ayudar con ese tren de pensamientos que se va desenganchar cuando ya lo dejemos significa que ya no nos vamos a identificar con lo que pensamos, va haber una liberación al darnos cuenta que no somos lo que pensamos, es un alivio enorme. Ya no seremos esclavos de lo que pensamos y eso no quiere decir que dejaremos de pensar, simplemente el pensamiento surge y muchos son positivos pero otros más son pura basura que no dejan ningún beneficio a nuestra vida y la práctica ayuda a eso, al regresar y ver esa fluidez de pensamientos que surgen y se desvanecen, vamos a empezar a entendernos más hacia nosotros mismos de quienes somos.
El maestro Thich Nhat Hanh nos dice practiquen cuatro puntos: el primero es ¿Estás seguro que lo que piensas es lo que va suceder? en lo personal me ayuda mucho hacerme esta pregunta, con mis miedos e inseguridades al hacer esta sangha, ser el líder y maestro, el pedirles cosas que tiene que hacer me daba pena y un montón de prejuicios que sentía porque me he sorprendido que ustedes están en la mejor disposición de cooperar. Es por eso que está pregunta es clave. Hay una historia sobre pensamientos, el poder de los pensamientos es como cuando un cuate quería pedirle el favor a un amigo de que le prestara su carro, decía “mañana se lo voy a pedir”, veía a su amigo en la oficina, hablaba con él y no se lo pedía porque pensaba “capaz lo va usar” “capaz lo choco” y así día tras día haciéndose una historia del carro, en eso llegó su amigo y le dijo “sabes que ya no me prestes tu carro”. Así nos pasa, con diferentes cosas y si la otra persona está un poco centrada nos va ayudar y despertar.
El segundo punto es ¿Qué estoy haciendo? Si uno quiere dejar esa charla interior, uno se tiene que enfocar en algo físico. Está es una buena práctica, en mi caso la hice cuando estaba entrenando en los templos. Cuando uno entra a un entrenamiento, hay una rutina, limpiar baños, cocinar y claro que empieza esa “charla” de que hago aquí, dudas, hay mucho silencio y éste es el espejo para ver nuestras mentes, yo cuando estaba trapeando el piso me preguntaba “¿Qué estoy haciendo? Pues trapeando el piso”. Como práctica pueden responder las siguientes preguntas ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy pensando? ¿Qué me gustaría hacer? Si las tres preguntas no están alineadas, nuestra energía está en otro lado. Estas tres preguntas sirven para cortar la charla interior y no estar mentalmente en otro lugar.
El tercer punto para cultivar el pensar correcto es cuando tenemos pensamientos negativos, simplemente es observar y como dice el maestro “¡Hola vieja energía!” Como si fuera un amigo pero no tan cercano, más bien un conocido tal vez que ande en malos pasos, lo reconocemos y no nos involucramos porque son hábitos, todo mal hábito que surge así hay que tratarlo, puede ser el enojo, la ansiedad, la impaciencia, entre otros.
Para concluir el último punto es un término donde la intención correcta está relacionada con la palabra “bodhicitta” que significa despertar el corazón, es tener la intención de despertar por el beneficio de otros seres, tener pensamientos más positivos y realmente cultivarlos, en mi caso casi por lo regular cuando sucede algo en mi familia siempre se veía lo malo de la situación, la invitación que hace Buda es ver lo positivo, tener esperanza. Es también observar y preguntarse ¿por qué no pensé de la otra forma? Dirigir esa energía y cultivarla para tener un corazón más bondadoso, con fe, con esperanza y sobre todo optimista.