Visión y pensamiento
Entramos a la última cuarta noble verdad que es realmente la práctica, que es hacer las cosas, ya no es tanta la teoría sino la vivencia, Buda desarrolla el óctuple sendero, son ocho puntos donde no son los números como tal, a veces practicamos el primero de ahí nos vamos al sexto pero todos están relacionados y esos ocho puntos están divididas en tres grupos o en tres tipos de entrenamiento, tres áreas donde vamos a practicar si queremos andar en este sendero budista las tenemos que llevar a cabo. Primero se divide en la sabiduría, después la visión correcta o entendimiento, el segundo es el pensamiento o la intención correcta, pertenecen al entrenamiento de la sabiduría y de ahí viene el entrenamiento de la ética que sería el habla, la manera de vivir, la acción correcta o apropiada, saber cómo conducirnos en esta vida para cultivar la práctica. La última parte de estos tres es el entrenamiento mental, pasamos más tiempo en ese entrenar de la mente, el esfuerzo y la concentración, mucha gente se queda en esa parte y no pone mucha atención en la ética, claro que falta ese complemento para que se dé la sabiduría porque también de esa forma ordenada las enseñanzas del Buda del uno al ocho que comienza con la sabiduría, la parte central que es la ética y por último la meditación, tiene un sentido. El camino no es lineal sino más bien es un ciclo, es lo que hace la rueda del Dharma, por decir un ejemplo el ciclo del agua. El camino se autoalimenta y a su misma vez se va profundizando el entendimiento de las enseñanzas y sobre todo el conocimiento de uno mismo.
Voy a explicar la sabiduría, podemos decir que es la cosecha de nuestro esfuerzo o trabajo pero también para empezar el camino debe haber un poquito de sabiduría o entendimiento, el segundo paso es empezar a ordenar nuestra vida con las acciones, el habla, la ética con la que vivimos y de ahí fortalecer esos hábitos con nuestro entrenamiento mental, con nuestra atención y así sucesivamente podemos volver a caer y empezar con la sabiduría, es un ciclo constante. Estos ocho puntos se experimentan momento a momento, estamos trabajando al menos en uno en nuestra vida.
Buda comienza con la primera que dice la visión o entendimiento correcto/apropiado para empezar el camino debe haber un entendimiento de las primeras tres nobles verdades, la primera que es respecto al “duhkha” o sufrimiento, la segunda que surge y la tercera que hay un camino a ese estancamiento. Debe haber un entendimiento completo de esas tres primeras y por lo regular la visión la experimentamos con la número uno que nos dice que en la vida vamos a encontrar sufrimiento, el hecho de que estemos reunidos en la app de zoom es porque ya hubo un entendimiento de que había algo que no nos cuadraba en la manera en la que vivimos, al estar reflexionando con ese dolor o esa experiencia empezamos una búsqueda de por qué sufro y es ahí donde experimentamos la primera noble verdad, al experimentarla hay un poco de lucidez que es esa pausa de que la vida no es por acá, al hacer esa pausa y empezar a cambiar nuestro camino, nuestra manera de ver las cosas, es cuando empezamos a cultivar esa visión hacia la vida y si tenemos suerte nos encontramos con la meditación, nuestra visión se empieza a ampliar. Él dice entender y aceptar que ya estamos aquí, no hay otra forma de salirnos de esta vida. Aceptar esta vida tal y como es. Entender que somos seres humanos y que nos vamos a topar con insatisfacción, dolor, estrés, somos seres muy complejos y debemos aceptar eso.
La segunda noble verdad es que surge, hay un surgimiento de esa perspectiva errónea de la vida por la ignorancia entonces entender que todo está cambiando, la impermanencia y que uno como ser también estamos en un cambio constante. Experimentar la fluidez de la vida. Por último esta visión viene en la percepción donde trabajamos en lo que percibimos. Entender nuestro condicionamiento, que percibimos el mundo de cierta forma y que cuando uno llega a este mundo completamente puro y nuestros padres, culturas nos empiezan a enseñar cómo vivir esta vida, en esa formación a veces hay cosas que vienen de una percepción errónea, creencias, valores, tabúes, condicionamientos que nos hacen ver la vida de cierta forma, la práctica lo que hace es que esos filtros caigan y al caer vamos a percibir la vida tal y como es, la meditación nos va ayudar a eso.
En el zen decimos muchas frases con sentido común, si estás cansado pues duerme, cuando estás hambriento comes, así de simple. Es entenderlo de una manera simple y un poquito más profunda. La meditación va ser ese microscopio para ver de una manera granular como funcionamos, entendernos mejor y ahí estamos cultivando esa visión correcta, también tiene que ver con todas las enseñanzas budistas las cuales caen en estas cuatro nobles verdades, aquí está el origen. Estos ocho pasos son los que se necesitan para la práctica.
El segundo es el pensamiento apropiado o correcto, es interesante porque el pensamiento tiene mucha fuerza, es un condicionamiento muy fuerte entonces el tener el pensamiento apropiado nos va ayudar a la liberación, si nos damos cuenta casi todo el día nos la pasamos hablando con nosotros mismos, si no hemos tenido la oportunidad de meditar pues es un hábito donde vivimos la vida con un filtro muy grande que es el filtro del pensamiento. Todo lo racionalizamos y es parte de como funcionamos, es algo de lo que necesitamos, la forma en como nos desenvolvemos en la sociedad. Algunos pensadores y maestros espirituales dicen “el hombre ha evolucionado tanto el intelecto del tal forma que no está balanceado”, hay cosas que no pertenecen al intelecto, que no entran a la razón. La ciencia es trabajar ese intelecto y probar cosas pero por ejemplo el arte, es otro mundo donde casi el intelecto no entra mucho, es más del corazón por decirlo así.
Aprender que todo lo que pensamos y sobre todo la mayor parte a veces son pensamientos negativos, eso nos va a llevar a actuar de cierta forma que nos va causar sufrimiento y es ahí la importancia de cultivar pensamientos positivos. Buda se refiere a los pensamientos de empatía, de compasión, paz, a los buenos deseos hacia nosotros mismos y hacia el otro porque eso nos va ayudar mucho en el camino del despertar. Hay que tener fe y la confianza en la práctica, en el proceso no solo es sentirnos bien es un poquito más allá de eso. Mi maestra dice esto no es un programa de superación personal es más profundo, es un despertar, es un entendimiento profundo de nosotros mismos, es un gran regalo saber quiénes somos y como funcionamos para andar en esta vida de la mejor manera.
Regresando al tema de tener la intención apropiada, nuestro primer despertar de asombro es cuando nos damos cuenta en la práctica que no somos lo que pensamos cuando en verdad aprendemos a desengancharnos, aprendemos a ya no identificarnos con todo lo que pensamos, es un alivio enorme y esto sucede con nuestra práctica formal al sentarse. El estar aquí y ahora empezamos a ver la realidad tal y como es. El pensamiento siempre va surgir pero lo que si se va detener un poco va ser la charla interior, al no ser tan esclavos de esos pensamientos, se abre un gran espacio y veremos los pensamientos tal y como son, es parte de nosotros, los necesitamos pero no es todo, no somos todo lo que nos decimos todo el tiempo. Surgen y se van. Podemos toparnos con situaciones de estrés y vamos a responder un poco más calmados. Nos vamos a dar cuenta que podemos escoger y dirigir nuestra atención en lugar de alimentar pensamientos negativos.
Recordé una historia chistosa, en un retiro en Upaya estaba una practicante y notó que un residente siempre llegaba a lo último a la sala de meditación, por lo cual estaba molesta y más que era su compañero de cojín, su mente le estaba diciendo toda la historia “¿Por qué llega tarde? Debería ser el ejemplo” y así estuvo dos días pensando eso, llegan las entrevistas, se acerca con la maestra a decirle que estaba muy molesta porque había un residente que siempre llegaba tarde, que hay reglas y la maestra le pregunta ¿quién es?, la practicante le dice el nombre y la maestra le responde que es la persona que toca el “hang” para llamar a la meditación por eso es la última en entrar. Esto es un ejemplo de la fuerza de los pensamientos. Buda nos dice tener el pensamiento apropiado, cultivar los pensamientos que nos van a nutrir. Un maestro me dijo que el límite era el cielo en la práctica, no te limites, no creas que no puedes, algo que pasa a veces en el Dharma es sobre la parte económica que no es excusa para no practicar. Las cosas siempre llegan, no dudes de como el Dharma se puede abrir, simplemente pon atención.
Para terminar en el libro de “El corazón de las enseñanzas de Buda” de Thich Nhat Hanh da cuatro ejercicios para practicar con lo de los pensamientos: el primero es si estamos seguros de lo que pensamos, el segundo es darse cuenta de lo que estamos haciendo cuando pensamos como quien dice aterrizar, el tercero saludar esos pensamientos como si fueran tus amigos (no precisamente tienen que ser tus “mejores amigos”) y el cuarto es el pensamiento “bodhicitta” que es toda una plática Dharma, es tener la aspiración o intención de despertar para el beneficio de otros seres, tener fe en la práctica, no hay que minimizarla, la práctica es importante para uno y para todos. Tener ese amor bondadoso y confianza en ese silencio que pasamos cuando meditamos.